sin cogernos de la mano,
sin buscarle los pespuntes a las bromas,
reprochándonos hasta lo que no fue.
El último día que fuimos amigos pero al revés,
comprobamos como no puede valer,
con la antorcha de un traidor para incendiar Troya,
porque Troya decidió que no iba a arder.
Y ahora lo veo distinto, diferente, raro, extraño,
darlo todo por perdido,
separarse y no volver a verse en años
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