jueves, 25 de agosto de 2011

Amor verdadero.




Era una mañana agitada. Eran las ocho y media, cuando un señor de unos ochenta años llegó al hospital para que le quitaran los puntos de una herida en su mano. El señor dijo que estaba apurado y que tenía una cita a las nueve de la mañana.
Le pedí que tomara asiento, sabiendo que quizás pasaría más de una hora antes de que alguien pudiera atenderlo. Lo ví mirando continuamente su reloj y decidí, que ya que no estaba ocupado con otro paciente, podría examinar su herida.
Mientras le realizaba las curaciones, le pregunté si tenía una cita con otro médico esa mañana, ya que lo veía tan apurado. El señor me dijo que no, que necesitaba ir al geriátrico para desayunar con su esposa.
Le pregunté sobre la salud de ella. El me respondió que ella hacía tiempo que estaba allí ya que padecía de Alzheimer. Le pregunté si ella se enfadaría si llegaba un poco tarde. Me respondió que hacia tiempo que ella no sabía quien era él, que hacía cinco años que ella no podía ya reconocerlo.
Me sorprendió, y entonces le pregunté: “Y usted sigue yendo cada mañana, ¿aun cuando ella no sabe quien es usted?
El sonrió y me acarició la mano y dijo: “Ella no sabe quien soy, pero yo aún se quien es ella”.
Se me erizó la piel, y tuve que contener las lágrimas mientras él se iba.

1 comentario:

  1. Me encanta tu blog, es precioso!! :) Te dejo el mio por si quieres pasarte: http://www.palabrasolvidadaseneltiempo.blogspot.com/
    bss

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